lunes, 30 de diciembre de 2013

NO CONVERTIRÁN SUS PECADOS EN NUESTROS DELITOS



En una democracia de verdad la mayoría de edad de los ciudadanos se debería dar por hecho y la lucha fundamental de cualquier política debería ir en el camino de garantizar la vida digna al pueblo, pero ninguna de estas dos cosas ocurre en España: la moral católica se instaura en el poder y pretende decirnos qué hacer con nuestros cuerpos y no se lo vamos a permitir.

Podría mencionar numerosos ejemplos pero el último de ellos es la reforma de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, realizada no por la ministra Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad sino por el ministro, un hombre, de Justicia. Una reforma mucho más regresiva incluso que la ley de 1985 y que ha llegado a provocar reacciones hasta fuera de nuestras fronteras contando únicamente con los apoyos del fascista Front National de Francia y con los contundentes rechazos de los colectivos feministas en este país.

El “derecho a la vida” del que hablan, ese falso “derecho a la vida” es tan sólo el derecho a que gobierne la jerarquía eclesiástica. Los grandes recortes en sanidad, en dependencia o la reforma laboral SÍ están produciendo muertes en nuestro país pero es en contra de los derechos de las mujeres a decidir sobre sí mismas contra el que se manifiestan los obispos.

Esa es la democracia en la que vivimos, la que un día gobierna a golpe de los mercados y otro (a veces es el mismo) gobierna a golpe de sotana y dogma, y por eso ahora se atreven a criminalizar un derecho y convertir sus pecados en delitos. Pero que se prepare este gobierno y esa derecha retrógada que sí que va a poder enviar al extranjero a sus mujeres a abortar porque nosotras, las de abajo, no estamos a dispuestas a ceder un ápice de nuestra dignidad.

¡ABORTO LIBRE Y GRATUITO!