sábado, 16 de julio de 2011

SOBRE EL LIBRE ALBEDRÍO

Recuerdo las horas previas a un examen de filosofía, concretamente el autor del que nos examinábamos en esa ocasión era San Agustín. Este personaje no hacía más que reflexionar sobre el libre albedrío de los humanos, el motivo de por qué lo poseemos y las consecuencias de ello.
Opinaba que la humanidad posee el libre albedrío gracias a que Dios nos lo a concedido y, con motivo de su 'gracia', nos guía para utilizarlo en el buen camino, es decir, fuera del pecado. En cambio, San Agustín cae en contradicción cuando afirma que hay algo llamado 'libre albedrío', es decir, libertad, pero por otro lado esta libertad de conducta está condicionada por un ser superior, al que llamamos Dios, que nos empuja a comportarnos de una manera determinada que, además, está valorada como correcta y positiva frente a otra maneras de comportarse que se definen por ser puro pecado. En mi opinión, tal contradicción avala la teoría de que el llamado 'libre albedrío' no existe, puesto que Dios (en el caso de que sea cierta su existencia) representa uno de los límites que en la vida se nos presentan para que la libertad pueda desarrollase. Pero, aún sin existir Dios, todos y cada uno de nosotros somos 'seres superiores' que condicionamos la libertad del otro. La sociedad en su conjunto se impone a sí misma normas morales y sociales, que, entre otras muchas cosas, crean barreras y prejuicios contra la efectividad real de la libertad. Por ello, las populares frases ''sobre gustos no hay escrito'' y '' para gustos los colores'' no son, bajo mi punto de vista, ciertas; la sociedad nos condiciona un estilismo y una moda determinada, a la que si no te ciñes se te considerará cualquier otra cosa muy diferente que un miembro común e integrado en la sociedad. Estas normas pueden ser buenas o malas racionalmente hablado, pero no es la razón quien las dicta sino los sentimientos; por lo que queda demostrado que no hay, ni hubo, ni habrá dicha libertad porque nosotros mismos impedimos que la haya.
Por el contrario, son numerosas las revueltas liberales y anarquistas que se han levantado a lo largo de la historia y por todos los territorios de la geografía terrestre buscando la libertad. Son revueltas contra el autoritarismo como el que había en Francia antes de la Revolución Francesa y que se postulaban en contra de posturas como la mía personal. Defienden una sociedad sin gobierno autoritario, que condicione a la sociedad a no desarrollarse como ella elija o pretenda. Sin embrago, muchas de estas sociedades son religiosas y confían más en la libertad que les puedan dar dogmas de una religión y de un Dios al que sólo se siente, que en la libertad que puedan darles normas de personas como ellos y como ellas.
En conclusión, la libertad es un bien anhelado pero imposible de alcanzar por normas sociales y por el gran miedo que el humano siente hacia lo diferente.

martes, 5 de julio de 2011

LA USURA COMO DELITO LEGAL

La fuerza del movimiento de indignados llamado ''15-M'' se da en un contexto en el que la polarización de la sociedad es cada vez más notable y creciente, y en el que las palabras legalidad y legitimidad no siempre van unidas de la mano. Esta fuerza ha hecho que algunos pocos medios de comunicación como el que hizo posible este vídeo hayan querido atraer 'público indignado' para escuchar su radio o para ver su canal de televisión; desgraciadamente esta rentabilidad producida porque el movimiento es apoyado por una gran mayoría de la población no es siempre seguida por los medios, sino que muchos otros manipulan la información calificándolo de violento, autoritario e, incluso, de antidemocrático.
El pasado miércoles 29, como en tantas otras fechas, se demostró todo lo contrario: las 104 personas que se reunieron allí en su momento más álgido sólo irradiaban a cualquiera que contemplase aquella escena democracia, pacifismo y solidaridad con nuestro compañero Roque, víctima de la usura y la codicia: la mitad de su deuda hipotecaria son tan sólo intereses, es decir, usura, codicia y más beneficios legales pero ilegítimos.

Roque se puso en contacto con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y, tras ello, comunicó a su asamblea, la asamblea popular de Fuenlabrada, su situación y su intención de realizar un acto de protesta el miércoles 29; había que hacer ruido, molestar y protestar. Al día siguiente, nos reunimos con Roque para que nos explicara más profundamente si situación y para decidir cómo hacer la protesta.
La protesta duró unas tres horas desde las 8:15, aunque la mayoría de la gente se concentró allí entre las 10 y las 11. Esta fuerza de la que he hablado al principio tuvo una consecuencia: el miedo y el nerviosismo del director de la sucursal a la que fuimos a protestar: a primera hora de la protesta el efectivo policial doblaba al de manifestantes (16 policías frente a 8 manifestantes); la oficina bancaria nunca había tenido agente de seguridad hasta ese día; y ese día el director no salió de la sucursal para tomar el desayuno como suele hacer  habitualmente.
Esta fuerza debe convertirse en la esperanza de todos y los lemas que gritábamos en nuestras armas: ''No es una crisis, es una estafa'' o ''Ibercaja: la usura es un delito''; gritábamos con todas nuestras fuerzas, apoyados también por esperanzadores pitadas de los coches como símbolo de apoyo.
Nuestra esperanza y nuestras armas ayudadas de la constancias tendrán que romper el poder de los bancos que oprime a la mayoría convirtiendo nuestro sistema en una auténtica oligarquía. Este poder era tal que hasta la policía consultaba al director del banco cómo debían actuar y no actuaban contra el director cuando éste cometía ilegalidades como la de dejar entrar a la sucursal sólo según la apariencia. Así es como funciona nuestro sistema y por esto y tantas otras cosas hay que protestar, gritar y luchar.