Cuando el 15 de noviembre escribí que para asegurarnos la sonrisa era necesario unirnos, darnos la mano y recobrar el espíritu que estalló en 2011 tenía razón: las candidaturas de unidad popular nos han hecho más felices de lo que lo éramos el sábado.
Yo estuve de apoderado por Ahora Madrid en un colegio de Vicálvaro y los muchos apoderados de Ahora Madrid- los más- nos mordimos las uñas (yo soy más de arrancármelas), cruzamos los dedos y luego vimos que no hacía falta: hubo que reponer el montoncito de las papeletas de Ahora Madrid unas cuatro veces, las gentes de las mesas nos animaba, me preguntaban por los sondeos, que ''si les vamos a echar ya o no'', éramos hasta los apoderados más amables decían. Llegan las 20:15 y ya hay que abrir la urna blanca- la de las municipales- y en la mesa en la que yo ayudé a contar Ahora Madrid sacó 122 votos de 352; de nuevo, la señora y el señor de la mesa volvieron a sonreír, bueno ''esto es Vicálvaro, a ver qué votan en el barrio de Salamanca''. Pues resulta que en el barrio de Salamanca Aguirre ha perdido un 12% de los votos.
Parecía que sí, que en Vicálvaro Ahora Madrid había arrasado y el PSOE en las autonómicas. También lo vimos. Allí, en la puerta del colegio entre palabras de alegría y de aguantarse la sonrisa, nos fijábamos de manera algo indiscreta en las manos de la gente con los votos de respectivamente las autonómicas y las municipales: el PSOE y Ahora Madrid, el PSOE y Ahora Madrid, uno que vota a Podemos, otro votó al PP, y vuelta al PSOE y Ahora Madrid. Pero había de todo, vimos hasta algún votante de la Falange en las autonómicas seducido por Ahora Madrid en las municipales. Confieso que con estas reveladoras imágenes yo ya me empezaba a emocionar: la candidatura de unidad popular de Madrid había hecho eso, unir a gente muy diversa en pro de un Madrid de los madrileños; habría que hablar con el señor- mediana edad, hombre, por supuesto- y hacer pedagogía con muchos, muchísimos vecinos y vecinas de Madrid. Luego supe los resultados de las autonómicas, ganó el PP y el PSOE quedó segundo, vaya novedad, ¿no? ¿Y qué hubiera pasado si todos esos votantes del PSOE hubieran encontrado una candidatura similar a la de Ahora Madrid en las autonómicas? La falta de humildad de los aparatos de ciertos partidos ha hecho que la alegría no se pueda extender tanto, gracias por guardar vuestras siglas, vuestras identidades y vuestros carnets. Ya os contaré un día cómo siguen las privatizaciones de lo público en esta comunidad que por vuestros egos y vuestros sueldos no pudisteis (o no quisisteis) arrebatar al PP.
Ya eran las 22:30. Habíamos contado los votos de las dos urnas y tan sólo faltaba un poco de papeleo pero como yo sólo era apoderado en las municipales nos fuimos corriendo a Cuesta de Moyano. En el tren mis compañeros intentaban actualizar cada minuto los resultados: 93,78%, empate; 94% faltan 30.000 votos; 98% Aguirre tiene un concejal más, ¡ay! ''¿y si sí? ¿y si al final resulta que gobernamos?''. Ya daba igual, cuando llegamos a Cuesta de Moyano nos dimos cuenta de que habíamos ganado, daban igual los números. Estaba repleta: la gente subida a las vallas, tuvieron que poner una pantalla para poder seguir las declaraciones de los futuros concejales. Habíamos ganado, sí, que habíamos ganado. No le iba a nadie internet, pero habíamos ganado: la gente se abrazaba, muchas estábamos emocionadas y todas sonreíamos como cuando la selección española de fútbol ganó el mundial. Ahora, el domingo, ganamos la dignidad y el orgulloso de Madrid, mi segunda ciudad y la ciudad de todos. Habló Mauricio Valiente, aplausos; Inés Sábanés, aplausos, menos; Nacho Murgui, aplausos; Guillermo Zapata presenta a Pablo Carmona por rellenar tiempo y a Pablo Iglesias- como una estrella de rock que sube al escenario- y estos hablan, hay muchos aplausos y algunos llaman ''presidente'' a Pablo Iglesias, pero no tocaba la verdad; entonces pusieron música, Manuela Carmena no quería hablar hasta que no estuvieran los resultados definitivos y tardaron mucho. Las 00:05: sube Manuela Carmena al escenario y todo el mundo aplaudimos enérgicamente - no es una estrella de rock, es una ganadora, una líder, la abuela de todos y la señora en la que más de medio millón de personas confían- durante mucho tiempo, nadie disiente, los gritos de ''¡Manuela alcaldesa!'' no la dejaban hablar pero ella sonreía prudentemente. Se limitó a darnos las gracias: a los que la pudieron votar- yo no pude hacerlo pero lo hice en Fuenlabrada por una candidatura tan digna como la de Ahora Madrid llamada Ganar Fuenlabrada, pero en la que nos hemos logrado ganar-, a los apoderados e interventores, a los diseñadores gráficos, a los cantantes, al equipo de la candidatura, a todos. Ella, decía, estaba ahí por nosotros y si finalmente gobernaba quería que la dijésemos lo que tenía que hacer.
Justo termina a las 00:12, y yo ya he perdido el último tren de Atocha a Fuenlabrada. Antes de cerrar el mítin Guillermo Zapata nos invita a salir a la calle a celebrar la victoria popular. La gente corre sin saber muy bien a dónde va y se vuelve a abrazar, los taxis vacíos pitan la victoria e invadimos los bares para ver los resultados- la aplicación del ministerio para ver los resultados seguía sin funcionar-; resulta que también habíamos ganado en Zaragoza, en Barcelona, en Compostela... Ahora parecía que los abrazos te los podías dar con cualquiera de este país, que podías tener orgullo, por primera vez la palabra patria no suena vacía y tiene color. Cuando la gente aún no se creía lo que pasaba allí una madre le clarificó todo a sus dos hijos pequeños: uno de ellos le preguntó- sería ya más tarde de las 00:30 y la madre estaba mirando a la multitud sonriente- que cuándo se irían a dormir y ella les dijo que miraran aquello, ''estamos viviendo un momento histórico chicos, nos quedamos y mañana no vais al cole'', los niños gritaron de alegría sin saber muy bien por qué no iban a ir al colegio y olvidándose instantáneamente del cansancio. Ahora nos toca a nosotras, a las de ahora, que esos niños comprendan perfectamente en un futuro qué pasó el 15 de mayo de 2011 y el 24 de mayo de 2015.
Esa era la plaza del museo Reina Sofía y aún seguía bajando gente de Cuesta de Moyano. Allí se celebraba el mítin de Podemos- a mí me resultaba extraño celebrar una tercera posición en una de las comunidades donde más posibilidades tenían de ganar, pero la sonrisa siempre es bienvenida- y no había más de 500 personas cuando pasamos. En Cuesta de Moyano con Manuela Carmena dándonos las gracias éramos miles, muchas más que miles, un número de esos que no se pueden contar y que sólo se puede expresar con un gran estallido de alegría. La lección electoral y política hacia Podemos y hacia IUCM estaba clara, no hacían falta muchas cábalas: el único camino de la victoria, el único, es la unidad popular. No hacían falta politólogos ni tertulianos de mesas redondas, lo decía la gente común, la que había ido allí desde todas las puntas de Madrid (y desde muchas otras ciudades, como yo) para celebrarlo. Aún sigo saludando a la gente con abrazos y con un afectuoso ''¡hemos ganado!'', os pido que me dejéis no parar nunca y seguir ganando siempre, porque la unidad popular son también esas pequeñas cosas que suceden en cada uno de nuestros barrios y que nunca salen en televisión.