martes, 5 de julio de 2011

LA USURA COMO DELITO LEGAL

La fuerza del movimiento de indignados llamado ''15-M'' se da en un contexto en el que la polarización de la sociedad es cada vez más notable y creciente, y en el que las palabras legalidad y legitimidad no siempre van unidas de la mano. Esta fuerza ha hecho que algunos pocos medios de comunicación como el que hizo posible este vídeo hayan querido atraer 'público indignado' para escuchar su radio o para ver su canal de televisión; desgraciadamente esta rentabilidad producida porque el movimiento es apoyado por una gran mayoría de la población no es siempre seguida por los medios, sino que muchos otros manipulan la información calificándolo de violento, autoritario e, incluso, de antidemocrático.
El pasado miércoles 29, como en tantas otras fechas, se demostró todo lo contrario: las 104 personas que se reunieron allí en su momento más álgido sólo irradiaban a cualquiera que contemplase aquella escena democracia, pacifismo y solidaridad con nuestro compañero Roque, víctima de la usura y la codicia: la mitad de su deuda hipotecaria son tan sólo intereses, es decir, usura, codicia y más beneficios legales pero ilegítimos.

Roque se puso en contacto con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y, tras ello, comunicó a su asamblea, la asamblea popular de Fuenlabrada, su situación y su intención de realizar un acto de protesta el miércoles 29; había que hacer ruido, molestar y protestar. Al día siguiente, nos reunimos con Roque para que nos explicara más profundamente si situación y para decidir cómo hacer la protesta.
La protesta duró unas tres horas desde las 8:15, aunque la mayoría de la gente se concentró allí entre las 10 y las 11. Esta fuerza de la que he hablado al principio tuvo una consecuencia: el miedo y el nerviosismo del director de la sucursal a la que fuimos a protestar: a primera hora de la protesta el efectivo policial doblaba al de manifestantes (16 policías frente a 8 manifestantes); la oficina bancaria nunca había tenido agente de seguridad hasta ese día; y ese día el director no salió de la sucursal para tomar el desayuno como suele hacer  habitualmente.
Esta fuerza debe convertirse en la esperanza de todos y los lemas que gritábamos en nuestras armas: ''No es una crisis, es una estafa'' o ''Ibercaja: la usura es un delito''; gritábamos con todas nuestras fuerzas, apoyados también por esperanzadores pitadas de los coches como símbolo de apoyo.
Nuestra esperanza y nuestras armas ayudadas de la constancias tendrán que romper el poder de los bancos que oprime a la mayoría convirtiendo nuestro sistema en una auténtica oligarquía. Este poder era tal que hasta la policía consultaba al director del banco cómo debían actuar y no actuaban contra el director cuando éste cometía ilegalidades como la de dejar entrar a la sucursal sólo según la apariencia. Así es como funciona nuestro sistema y por esto y tantas otras cosas hay que protestar, gritar y luchar.


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