martes, 29 de mayo de 2012

ADOCTRINAMIENTO EDUCATIVO



http://www.publico.es/espana/433755/twitter-pide-wertdimision-por-su-nuevaciudadania

Eran aún época de Aznar cuando esta asignatura salió al debate en Europa y la entonces ministra de educación, Esperanza Aguirre, apoyó el proyecto: el nacimiento de la llamada ''Educación para la ciudadanía''. 
En la oposición, cuando esta asignatura sale adelante, arengó el PP contra ella. Y ahora trata de educarnos en una ''nueva ciudadanía''.
Para empezar tengo que decir que la asignatura que sacó el gobierno de Zapatero no era la panacea, era muy criticable, incluso retirable. En primer lugar, nos intentan inculcar ''valores ciudadanos'', cómo comportarse bien en este gran país que es España. Siempre tomando de ejemplo nuestra magna constitución, algo que no dice nada bueno de la asignatura. Es, en definitiva, una receta por la cual serás feliz, harás que el resto sea feliz y vivamos un mundo maravilloso; sin tener en cuenta que en este mundo maravilloso somos la cuarta bolsa de pobreza infantil de Europa, que 1 de cada 4 personas viven en España por debajo del umbral de la pobreza, que la desigualdad es clara y notoria y que los derechos humanos que tanto defiende o defendía esta asignatura
no se cumplen en nuestro país.
A pesar de esto, colectivos de lucha como los LGTB consiguieron introducir un pequeño reflejo como la mención en algunas páginas de ''un tipo de familia'' (como si acaso hubiese necesidad de clasificarlas) diferente al heteronormativo: parejas de mismo sexo. O incluir breves menciones a problemas como la xenofobia o el machismo. Sin embargo, estas referencias eran gravísimamente escasas y se trataban, como siempre, de un modo frívolo y poco profundo: el problema del colectivo LGTB no es una cuestión de matrimonio o de entrar en una moral clasificadora de familias, ni si quiera el problema de las desigualdades ha de arreglarse con decir que en el mundo hay pobreza y nosotros somos ricos. No se trata de ver los problemas en un folio de un libro de texto, sino de tratarlos en su profundidad para evitar cosas tan intolerables como la homofobia, la xenofobia o el machismo.

Pero esto no acaba por supuesto aquí. Tanto unos como otros (PP Y PSOE,o como son más comúnmente conocidos: PPSOE) se presentan como dueños de las doctrinas civiles y de la moral que debe regir en las escuelas, colocando una asignatura con nombre bonito para decir que estamos civilizando a nuestros ciudadanos, como si fueran algo así como seres divinizadores. No es sólo eso, sino que pretenden aferrarse al apoliticismo y tecnocratismo de dicha asignatura, ''no tiene fines políticos'' dicen. Pues bien, estos es un paso más del desprestigio de la polis, de la ciudad de todos, porque no sólo quieren destruirla sino saquearla y limpiarla a su gusto para y por su beneficio. Pretenden alejarnos de ella, crearnos problemas de otra índole (fútbol, Gibraltar o el corazón).
Pero, en cambio, el ministro de la deseducación, José Ignacio Wert, ha introducido el fin político más deleznable, la ideología más intolerable en las escuelas y pupitres de toda España: el fascismo. Eduquemos a  la juventud en valores (algo ya cuestionable de por sí) de amor hacia cosas tales como la Constitución, el Rey o la democracia burguesa. Llenemos las escuelas de personal tremendamente feliz sabiendo que nuestro jefe de Estado es muy campechano (cazar elefantes es algo que hacemos todos todos los fines de semana), que nuestra Constitución es la que nos dio la maravillosa democracia que disfrutamos (también llamada, partitocracia, deudocracia...o sencillamente, un nuevo fascismo enmascarado) y lo libres e iguales que somos en España porque podemos elegir entre lo público y lo privado, entre ir a una discoteca u otra. Mientras niega rotundamente la existencia de la homofobia, la xenofobia, el machismo o la desigualdad social; no los denuncia ni trata y la moral de los ''verdaderos ciudadanos'' se introducirá en las aulas imitando a los tiempos en los que antes de clase debías alzar la mano y cantar el cara al sol. Esa es su democracia, su igualdad y su educación.











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