viernes, 29 de junio de 2012

LA CAÍDA DEL ''JUANCARLISMO''


Juan Carlos de Borbón y Borbón es el actual jede de Estado de España y fue impuesto por la pseudotranasición y por el aparato franquista. Fue educado en la España de Franco y elegido como sucesor del régimen franquista únicamente por el mismo dictador que entonces lo encabezaba; aún el pueblo no lo ha votado ni ha sido preguntado; no obstante, se conocen documentos en los que se demuestran que fue la misma CIA (de nuevo el imperialismo yanki) quien estuvo detrás de esta postura de poner a Juan Carlos y quien diseñó de cabo a rabo, sin un ápice de desobediencia española, la mal llamada ''transición'' con la intención de evitar unas revueltas tan importantes como las que derrocaron al dictador Salazar de Portugal.
La incongruencia en este país ha llegado, y aún llega, durante décadas al extremo de defender la idea de la república y, a la vez, la postura de que el rey de España siga en un cargo de manera totalmente antidemocrática; ''yo soy republicano pero soy juancarlista'': reconocen lo poco democrático de una monarquía (porque la elección de un cargo se produce por sangre y no por las urnas) pero defienden al actual monarca por ''su buena actuación''. Le atribuyen la democracia y la salvaguardia del país, como si de un semidios se tratase.

En primer lugar existen documentos gráficos y escritos, como la fotografía de arriba, en los que el rey defiende al dictador Franco, le aplaude y le acompaña a cacerías. Tan sólo ese dato es lo suficientemente intolerable como para admitir de jefe de estado a un cómplice de un genocida que rompió la democracia de una república (la 2ª república) para instalar el más fascista de los estados.
La mayor mentira y manipulación data del  de febrero de 1981, día en el que sus más cercanos colaboradores y amigos escenificaron un ''golpe de Estado militar''. Una fecha que todos los años se nos recuerda como la que hizo que al rey se le llamara ''héroe''. Se trata de un episodio aún oscuro por la clasificación de un gran número de documentos y de 150 cintas de grabación de aquel día; además, nunca han salido a la luz las conversaciones que en el Congreso de los Diputados hubo entre los militares golpistas y la Casa Real. 31 años después sigue siendo un episodio sin aclarar, oscuro y que sólo ha servido para utilizarlo con fines épicos, finalidades de las que no nos debemos fiar porque siempre esconden algo oscuro detrás.
La honradez tampoco es su fuerte y junto a ella la transparencia de la institución que representa. Nos recortan a servicios fundamentales pero nunca sabremos cuánto se gasta, por ejemplo, el Ministerio del Interior en todos los actos en los que participa la realeza, o por qué un jefe de Estado tiene negocios privados con fines únicamente lucrativos en campos como el petróleo.
Por otro lado, aun si fuese honrado y defensor de la democracia, ¿nadie se ha escandalizado todavía de que en sus discursos defienda las políticas neoliberales y capitalistas que los distintos gobiernos realizan? Un jefe de Estado que defiende la transformación de un estado social en un estado de subdesarrollo no debe ser jamás defendido, por muy campechano que los medios de desinformación nos digan que es.

Pero, obviando todo lo anterior, aunque la ''nueva situación política'', la llamada transición, se hubiese dado gracias a él, no cabe en ningún momento defensa por ese lado: la transición no fue democrática y, como se ha demostrado, no ha llevado a una democracia de verdad, es, en realidad, una dictadura de los mercados en la que impunemente participa el monarca. 
NO HAY MOTIVOS PARA EL ''JUANCARLISMO'', SÍ PARA LA REPÚBLICA.
¡SALUD, REPÚBLICA Y VIVAN LOS ELEFANTES!





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